sábado, 10 de septiembre de 2011

Episodio 1 - Consulta con Madeleine

Me lo tenía que haber figurado, después de esperar casi media hora, por fin Madeleine me hacía pasar. Ella era el tipo de profesional que no miraba el reloj cuando tenía un paciente, es una gran persona en todos los aspectos de su vida, guapa, triunfadora y una mejor amiga, pero es un desastre con la puntualidad.

- Michael, ya puedes pasar - Me dijo desde su despacho.

Madeleine despedía en ese momento a la señora Thompson que me miraba de manera extraña.

- Vuelva mañana a la misma hora Daisy. Creo que estamos haciendo grandes avances.

Madeleine, aparte de una buena amiga, era una psicóloga de prestigio que conocí en la universidad mientras cursábamos segundo, y de la que estuve enamorado durante mucho tiempo hasta que conocí a la que fue mi mujer, Sophie. Madeleine tenía una bonita consulta en su pequeña casa con jardín, a las afueras de Nueva York.

- Disculpa Mike, la señora Thompson tiene un serio problema con su familia, y le está costando mucho salir adelante, creo que más que una psicóloga le hace falta una buena amiga.
- No tienes de qué disculparte, ya haces bastante con tratarme.
- ¡No seas tonto! tú harías lo mismo por mí - Sonrió Madeleine con dulzura. 
- Sí, supongo...
- Dime, ¿qué tal te está funcionando la combinación de *Valdoxan con Deprax? (* medicamentos de la familia de los antidepresivos y ansiolíticos e inductores del sueño).
- No lo sé "Mad", me pego el día atontado y para levantarme tengo que ponerme dos despertadores porque sino me es imposible despertar.

Madeleine me miraba atenta, sin interrumpirme, esperando algún detalle que la encaminase hacia una posible solución en mí. Los años de experiencia le habían servido para aprender que en los silencios es donde el paciente expresa todo lo que siente. Es pues, en ese momento, cuando tras una no tan breve pausa, continué tras cerrar los ojos un instante.

- Verás, no estoy centrado y eso me está afectando ya no solo en el trabajo, sino también en mi vida personal. No sé vivir sin ella... Todo esto me está colapsando.- En ese momento no puede evitar la lágrima que tristemente recorrió mi cara hasta que le di fin con la palma de la mano. - Madeleine, ¿sabes esa sensación de cuando encuentras a la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida?

Madeleine asentía con la cabeza.

- Mejor dicho, ¿esa sensación de que más que un encuentro es un reencuentro? Como si tras muchas vidas en la tierra te reencontrases con esa persona que tu espíritu había buscado a través del tiempo para por fin, morir juntos aquí para continuar en la eternidad... - No pude evitar nuevas lágrimas. - Esa persona que forma parte de ti...

Madeleine me observaba preocupada.  Con esfuerzo comenzó a hablar.

- Mike yo... creo que te entiendo. Yo también lo he pasado muy mal, también era amiga mía. Como psicóloga te diría que sigas medicándote y que dejes pasar el tiempo, pues todo esto ha sido muy reciente y poco a poco las heridas se cicatrizarán, pero tú y yo sabemos que este caso no es así. Hace poco que acabas de perder a tu mujer, pero estoy convencida que para tí ha sido una eternidad.

En ese momento me dio la sensación de que Madeleinte estaba leyendo en mi espíritu. Me sorprendí de la gran profesional en la que se había convertido. En ese momento no entendía como una mujer tan dulce y atractiva no había encontrado a un compañero con quien recorrer el camino de la vida.

- Entonces me das la razón, ninguna medicación ni tratamiento convencional me va a servir, por favor, dime por qué he acudido a ti.

Madeleine me miraba con ternura.

- Porque buscas una respuesta y entiendo tu dolor.
- Dudo que entiendas por lo que estoy pasando.

En ese momento me di cuenta de que me había pasado y rectifiqué. No había sido culpa de ella.

- Lo siento Mad... he sido egoista, tú también ibas en ese coche cuando aquel mal nacido...- Madeleine me miró quitándole importancia con su sonrisa y yo desvié un poco el tema. - ¿Y tú cómo lo llevas? Al fin y al cabo os presenté yo y desde el principio hicisteis buenas migas.

Madeleine respiró hondo un momento antes de contestar.

- Estoy preocupada por... - En ese momento me pareció que dudaba de su respuesta. - Tú sabes que yo la apreciaba mucho, se convirtió en alguien muy importante para mí.

El silencio volvió a reinar entre nosotros.

- Escucha Mike, voy a recomendarte algo que no son ni pastillas ni tiempo, sino desconexión.- la observaba interrogante. - Hay una pequeña ciudad no muy lejos de aquí, tranquila y con grandes bosques y montañas. La gente es algo reservada y callada y suele llover a menudo, pero puede que te venga bien ese tipo de lugar.

La miré algo sorprendido.

- ¿Por qué un lugar donde llueve y la gente no habla iba a ayudarme? La idea es tratar de darle un nuevo sentido a mi vida y no sé si un sitio así va a ayudarme. No quiero deprimirme más viendo llover continuamente y relacionándome con gente introvertida.

Madeleine me sonrió.

- No me has entendido, ese lugar evoca una paz que difícilmente encontrarás aquí, podrás pensar y relajarte sin gente entrometida y la lluvia... bueno, tampoco llueve todos los días, lo que ocurre es que el sol no se asoma mucho. Los fenómenos atmosféricos son extraños allí... - Madeleine seguía sonriendo ante mi mirada incrédula.- Escucha, de lo que se trata es de que desconectes, hazme caso, es un buen lugar. Y puede que descubras cosas que te hagan seguir adelante con tu vida. Eso sí, intenta no salir por la noche. - En ese momento parecía que la mente de Madeleine iba a toda velocidad intentado justificar su frase. - Está rodeado de bosques y puede que te encuentres animales salvajes.

- Eso no tiene sentido Mad, los animales no suelen acercarse a los grandes núcleos de población.
- No es una ciudad nocturna, la gente hace noche en sus casas... bueno, tú hazme caso Mike.

Le tenía que haber dado más importancia a ese consejo.

- Está bien... recuerdo que Sophie me repetía continuamente que quería dejar la gran ciudad y acabar en un pueblecito o ciudad pequeña. - En ese momento me vinieron muchos recuerdos a la memoria. - Me parece que voy a cumplir su sueño... Por cierto, ¿cómo se llama la ciudad?
- Pacem Ville. -
- ¿Pacem Ville?, no he oído hablar nunca de ella, ¿dónde está?
- En el condado de Columbia (Pensilvania).

Saqué mi móvil para localizar por internet la citada ciudad.

- No la encontrarás en internet, Michael... ni en el GPS, ni en  un mapa.
- ¿Me estás tomando el pelo? - Dije indignado.
- Como te he dicho, es un sitio donde encontrarás la paz y donde encontrarás lo que buscas.

En ese momento me entristecí.

- Lo que yo buscaba en vida ya lo encontré. - Hice una pausa. -  Pero la muerte me la arrebató.
- Confía en mí.- De repente algo místico envolvió la mirada de Madeleine. - Yo estuve justo cuando murió Sophie. Conducía mi coche sin rumbo atormentada por la pérdida y no sé cómo, acabé en Pacem Ville. No sé por qué, pero nada más llegar una paz invadió mi espíritu y de repente tuve las ideas claras. Me di cuenta de que lo que le daba sentido a mi vida era ayudar a los demás... y fue cuando regresé a mi consulta.
- Mira. - aún estaba sorprendido por su declaración. - Perdona mi escepticismo pero dudo mucho que un puto sitio me quite el dolor que siento...
- ¡No! - Me interrumpió Madeleine. - No hables sin conocer. Estoy compartiendo contigo algo que cambió mi vida y que te abrirá los ojos.
- Vale. - Dije resignado. - Iré, pero ¿y mis pacientes?, ¿quién se encargará de ellos?
- Michael, el hospital seguro que cuenta con gente que pueda hacerse cargo de ellos.
- Ya, pero son mis pacientes y quiero ayudarles.
- Te entiendo Mike, al igual que yo amas la psicología y te comprometes con tu trabajo. Pero si tú no estás bien, no puedes ayudar a los demás. - En eso tenía razón. - Te ofrezco que pases consulta en Pacem Ville, conozco al director del hospital y te aseguro que hay mucha gente que necesitará tu ayuda... incluso más que aquí.
- Si es así, Mad, ¿por qué no te quedaste?, ¿no eso lo que le da sentido a tu vida? - Le dije de manera algo insolente. -
- Volví aqui por una paciente... - Mad se quedó pensativa. - Algún día te lo contaré. Habla con tus pacientes, despídete de ellos y pide una excedencia en el hospital, aunque creo que no querrás regresar. - De nuevo algo místico entornaba la mirada de Madeleine. - No te arrepentirás.

Yo sabía que Madeleine tenía los mejores sentimientos hacia mí y quería ayudarme. En ese momento pensé que ella sólo quería proporcionarme un cambio de aires, pero había algo más y ella no había sopesado los pros y los contras. Cuando alguien está enamorado de verdad, es capaz de atravesar el infierno para ir tras su ser querido, pero jamás pensé que esa frase envolvía una realidad por la que Madeleine ya había pasado y que hacía que sintiera una empatía malsana por mi situación. Su juicio como persona había nublado el suyo como psicóloga.

Me despedí de mi amiga y salí de su consulta. Nada más salir de su casa una extraña sensación invadió mi cuerpo, era como si Madeleine no estuviese en ella, no sabía explicar esa sensación. Me subí a mi coche y no reparé en mirar que la bonita casa donde Madeleine pasaba consulta, estaba en realidad abandonada al paso del tiempo, sucia y con la pintura desconchada.

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Qué es ciudad de fantasmas?

Ciudad de fantasmas es una novela/ensayo de terror a través de este blog, bajo licencia Creative Commons, que nos cuenta la historia de un psicólogo, Michael, que tras perder a su mujer en un accidente, decide abandonar Nueva York para retirarse a una pequeña ciudad cuyos habitantes no serán lo que parecen ser.

Está escrito por Miguel Barreto (miguelbarreto.es) en colaboración con Sofía Guillén (guionista), inspirándonos en clásicos de Stephen King y el universo de Silent Hill. Esperamos que lo disfrutéis.